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Crear una empresa en otro país: ¿sí o no?

Existen pros y contras, pero tendrás que pagar igualmente los impuestos de tu país de residencia fiscal

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Lectura: 3 min.
08/06/2025

“Escroleando” por las redes sociales, es fácil encontrarse contenidos que nos deslumbren con las ventajas de crear una empresa en otro país mientras sigues viviendo y trabajando en España. Supuestas ventajas como no tener que pagar los impuestos españoles.

¿Te suena? Pues no te recomendamos seguir este camino. Si vives en España, debes tributar aquí, a pesar de que tu empresa esté constituida en el extranjero. De lo contrario, te arriesgas a tener problemas legales.

Ahora bien, si más allá del ahorro fiscal tienes un objetivo concreto, crear una empresa en otro país puede ser interesante.

En este artículo, te contaremos las ventajas e inconvenientes para guiarte en tu decisión. Y como siempre, lo haremos de forma clara, concisa y profesional. ¿Empezamos?

Impuestos más bajos y otras ventajas

Las ventajas fiscales en otros países destacan entre los pros de establecerse empresarialmente al extranjero. Te los listamos a continuación:

  • Hay países donde los impuestos y los costes operativos son más bajos, cosa que puede representar un ahorro.
  • También te puedes encontrar con una administración más ágil, y no es necesario que te digamos cuán beneficioso esto puede ser.
  • Puede que quieras llegar a otros mercados, de modo que tener presencia en un determinado país te permitirá conectar con tu público objetivo, acceder a los bancos y proveedores o cumplir con lo que establecen sus leyes.
  • Siguiendo con la internacionalización, tener una sede en el extranjero puede dar prestigio e incluso atraer más a los inversores. Y es que algunos inversores internacionales prefieren invertir en empresas en jurisdicciones que conocen o les son más favorables.
  • Otro beneficio es la diversificación de riesgos; registrar tu empresa en otro país puede ayudarte a hacerlo.
  • También hay países que dan ventajas a emprendedores extranjeros.

Costes de gestión y más inconvenientes

Además de los pros de crear una empresa en otro país, también existen contras a tener en cuenta. Uno de ellos, como te hemos avanzado al principio, es que no te “escapas” de las obligaciones fiscales de tu país de residencia.

Y es que si la dirección efectiva de la empresa está en España, se considera que la residencia fiscal también está allí. De modo que tendrás que tributar en España.

Te listamos este y otros inconvenientes de abrir una empresa en el extranjero:

  • Si vives en España, debes declarar tus ingresos aquí, por lo que si no te planificas bien podrías tener que pagar impuestos en dos lugares. Fíjate si existe un convenio de doble imposición entre España y el país dónde quieres crear la empresa, y así no tendrás que abonar el impuesto dos veces.
  • Ten en cuenta los costes de gestión: deberás disponer de un asesor legal y un contable del país donde resides, así como del país donde creas la empresa. También pueden surgir gastos en traductores jurados, legalizar documentos, temas logísticos, etc.
  • Te pueden sancionar si no declaras bien en tu país los beneficios de la empresa que está en el extranjero.
  • No olvidemos los impedimentos culturales y lingüísticos; el modo de hacer las cosas puede ser muy distinto en otro país.
  • Tengamos en cuenta también que puede haber cambios en los gobiernos y las políticas que no favorezcan a tu empresa.
  • Y a nivel de prestigio, si te estableces, por ejemplo, en un país conocido por ser un paraíso fiscal, podrías dar una imagen negativa de la empresa a los clientes e inversores. Lo mismo si es un lugar con inestabilidad sociopolítica o propicio a los desastres naturales.

Sí, si tienes un objetivo concreto

Una vez conocidas las ventajas e inconvenientes, ¿hacia dónde se decanta la balanza?

Nuestro Equipo de Gestores PRO concluye que la creación de una empresa en el extranjero depende del caso de cada negocio y que puede ser una buena estrategia cuando tienes un objetivo concreto.

Estamos hablando de querer expandirte a otros mercados; perseguir una asociación con una empresa extranjera; aprovechar las ventajas para startups que te brinda otra legislación; diversificar riesgos o proteger tus activos, etc.

Eso sí, siempre con un análisis previo, asesoramiento legal y fiscal, transparencia y respetando la legalidad.

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